La vida es bella es una historia “chaplinesca” dirigida y protagonizada por el actor italiano Guido Beningni, estrenada el año ‘97.
La historia trata de que unos años antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, un joven de nombre Guido llega a un pequeño pueblo de la Toscana italiana con la idea de abrir una librería. Allí conocerá a Dora, la prometida del fascista Ferruccio, a quien conquistará y con quien más tarde conseguirá casarse y tener un hijo. Posteriormente, con el comienzo de la guerra los tres serán internados en una campo de concentración por ser judíos(a excepción de la madre, quién va por propia voluntad), donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible situación que están padeciendo es tan sólo un juego, en el cual deben juntar puntos para el premio mayor, que según el padre era un tanque, sin saber que el mayor premio de todos, era su propia vida.
Esta hermosa historia nos hace reflexionar y cuestionar muchas cosas en nuestras vidas.
Nos muestra como el amor es más grande que cualquier otra cosa en el mundo, incluso más grande que la muerte, que los milagros si existen y como ante todo La vida es Bella.
En este largometraje, vemos como el director es capaz de tomar un tema tan tratado y manoseado por muchos directores, como es la segunda guerra mundial y el holocausto, y transformarlo en una obra de arte llena de ternura, romance, humor y tragedia mezcladas para dar como resultado la película más importante de Italia, y una de las que marcó la década de los ’90.
Al respecto Benigni nos cuenta en una entrevista de Emma Roig, que para esta película él se inspiró en solo una frase dicha por Trotsky, ya que al haber tenido una horrible vida, el deja escrita una frase, en donde dice antes de morir “La vida es Bella”.
Nos comenta que “el titulo traspasa el filme, es la frase más simple y a la vez lo que encierra todo. ... Lo que narro es real, hubo supervivientes de campos de concentración que fueron capaces de salvar el romanticismo. El amor, la imaginación y la fantasía son capaces de superar cualquier cosa. El protagonista ayuda a su hijo a superar una experiencia tan horrible,... es el regalo más grande que un padre puede dar a su hijo."
En otra entrevista de Graham Fuller, nos dice "Para mí, si eres capaz de reír, eres el dueño del mundo. ¿Acaso hay algo más simple o más hermoso que proteger la inocencia, que tener el derecho de proclamar que la vida es hermosa hasta el último momento?
Lo que este particular director nos quiere decir, es que cada uno debe pintar su vida a su manera, decorarla, definir personajes y roles, darse cuenta que la felicidad está en nuestras manos, y de nosotros dependerá que la vida sea Bella.
No puedo dejar de lado una frase que Guido mencionó en esta entrevista nombrada más arriba, en donde dice algo muy sabio y muy cierto, que me parece, debe servir de ejemplo para muchos otros directores, y no solo para ellos, si no para todos quienes somos guionistas tanto de ficción como de realidad:
"En EEUU se gastan mucho dinero en efectos especiales. La única manera de competir con eso es con ideas; las ideas son nuestros efectos especiales, unos efectos especiales todavía más poderosos."
Siempre debemos tener presente que no hay nada más fuerte, nada más poderoso ni nada más propio que nuestras ideas, y como ellas pueden transformar y mover montañas, tal como este humilde director lo hizo, demostrándonos a todos que a pesar de todo “ La vida es Bella”
Aquí van unos datos curiosos que encontré de esta película:
· El número en el uniforme del campo de la prisión de Benigni es el mismo número en el uniforme de Charlie Chaplin en "Gran Dictador, El", la sátira de Hitler y el fascismo.
· Roberto Benigni dijo que el título fue sacado de una cita de Leon Trotsky. En México, al saber que los asesinos de Stalin lo iban a matar, vió a su esposa en el jardín y escribió que, a pesar de todo, "La vida es bella".
· Roberto Benigni ganó el Oscar al mejor actor por su papel en la película, siendo la segunda vez que se da este premio a un actor que a su vez es el director de la película. El primero fue Laurence Olivier por "Hamlet" (1948).
· La mujer de Guido, Dora, está interpretada por la verdadera mujer de Roberto Benigni, Nicoletta Braschi.
